Nerea Cantán Parro
Datos personales
Edad: 24 años

Presentada por: AEDH
Empresa: Hotel Casa de las Artes, member of Meliá Collection
Posición: Guest Experience & Concierge
Formación
Estudios realizados y títulos obtenidos
- Grado en Gestión del Turismo por la Universidad de Salamanca
- Erasmus en Stiftung Universität Hildesheim (Alemania)
- Máster en Dirección y Gestión de Empresas Hoteleras por la Universidad Complutense de Madrid
- Estudiante del Programa de Doctorado Interuniversitario en Turismo - Universidad Complutense de Madrid
Idiomas:
Español - nativo
Inglés C1 (Título certificado: C1 Advanced por Cambridge)
Alemán A2/B1 - nivel intermedio, en actual formación
Méritos
He tenido la oportunidad de crecer rodeada de grandes profesionales que me han ayudado a comprender el verdadero valor de la hospitalidad: la dedicación hacia quienes depositan en nosotros su confianza y su tiempo. Uno de los mayores méritos de mi carrera profesional ha sido, durante estos años, haber podido desarrollarme en distintos modelos y enfoques de la hotelería, desde espacios urbanos y lifestyle hasta el lujo más clásico y contemporáneo, una variedad que considero clave en mi trayectoria y que me ha permitido vivir la esencia del servicio desde perspectivas muy diversas.
Ser capaz de aportar cercanía y autenticidad en cada interacción, es para mí un pilar fundamental, siempre consciente de que un simple gesto, una recomendación o compartir un momento puede transformar por completo la experiencia del huésped en la ciudad. Poder crecer dentro del sector como Guest Experience & Concierge me ha permitido diseñar con especial cariño experiencias personalizadas con el apoyo de profesionales locales, rutas culturales, documentos de apoyo para la experiencia y propuestas que ayuden a los visitantes descubrir Madrid transmitiendo la energía, historia y la vida que tiene esta ciudad para ofrecer.
Desde el principio estuve muy ligada al departamento de Recepción y Guest Experience, siempre en el área que implica contacto directo con el cliente.
Empecé mi trayectoria en Vincci The Mint, donde pude acercarme a mi verdadera vocación por el trato y el servicio al cliente. Mientras finalizaba mis estudios tuve la inmensa suerte de dar el salto al mundo del turismo de lujo en un lugar tan emblemático como el Gran Hotel Inglés, donde consolidé mi formación y decidí orientarme hacia lo que realmente me apasiona: crear experiencias únicas.
En la cadena Meliá, continué alcanzado objetivos y marcándome nuevos retos, donde pude llevar a la práctica mis conocimientos y desarrollarme en hoteles tan representativos como ME Madrid Reina Victoria, un icono que me enseñó la verdadera importancia de la cercanía con cliente y que reforzó mi vínculo con mi ciudad, Madrid. Mi dedicación me llevo a incorporarme a Casa de las Artes, la nueva apuesta de Meliá Collection en la ciudad. Vivir su apertura y acompañar en su crecimiento ha supuesto un paso decisivo en mi trayectoria, permitiéndome continuar desarrollándome en un entorno donde la excelencia, la sensibilidad y el detalle son esenciales, en un mundo donde a veces nos perdemos en las prisas y la rutina. Cada día trabajo desde la escucha activa, la anticipación y la suerte de poder conectar con personas de todo el mundo, que es una de las mayores muestras de que el trabajo hecho con dedicación deja una huella. A través de iniciativas dentro del hotel como el Programa Cultural, en el que contribuyo activamente, y las Singular Experiences, ayudamos al turista a conectar con el destino durante su estancia, disfrutando de actividades directamente enfocadas al disfrute, descubrimiento e inmersión en la cultura local de la ciudad. Como Guest Experience & Concierge somos los portavoces de estos enfoques y actividades que son maneras de vivir la ciudad, que suponen tenderle al cliente una oportunidad de vivir Madrid de una manera genuina y auténtica.
En este proceso, mi asociación y participación en la AEDH Juvenil ha sido clave para sentar las bases de lo que quería conseguir. Formar parte de esta asociación me ha dado la oportunidad de rodearme de grandes profesionales que te tienden la mano y te permiten aprender de ellos cada día, algo que, ha sido clave en mi desarrollo como profesional. Asimismo, me ha permitido posicionarme como Delegada de Madrid de la parte de Talento Joven de la AEDH, un hecho que considero un orgullo y un gran logro tanto profesional como personal, en el que contribuir a que más jóvenes se involucren en la promoción del turismo en el destino a través del altavoz que tenemos dentro del sector de la hotelería.
Pero, si hay algo que define mis méritos es la pasión con la que vivo cada día esta profesión y sector. Cada experiencia, cada equipo con el que he trabajado, cada aprendizaje y cada huésped han contribuido a construir la profesional que soy hoy y la que quiero llegar a ser. Mérito es por poder llegar a las personas que recibimos diariamente, haciéndoles sentir que este lugar de paso en sus vidas es también su hogar, aunque sea por un corto periodo de tiempo. Escuchar como alguien agradece haber vivido Madrid genuinamente gracias al tiempo que les dedicamos es, sin duda, uno de los reconocimientos más grandes que se pueden recibir, y una motivación constante para seguir creciendo en la profesión.
Ahora no solo puedo contribuir al sector y al destino como profesional, sino también como investigadora a través del programa de doctorado que acabo de comenzar.
Defensa de candidatura
Presentarme a la XVII Edición de Madrid Acoge con 24 años, es para mí un honor tan grande como inesperado, y hacerlo en representación de la Asociación Española de Directores de Hotel, - especialmente de nuestra parte Juvenil- es mucho más de lo que podría haber imaginado cuando empecé en el sector y cuando asistí al primer encuentro de esta gran asociación, llena de miedos.
Mi conexión con este mundo y este sector, nació en nuestras vacaciones de verano, en un pequeño hotel que se convirtió en nuestro lugar favorito, o más bien, nuestro hogar durante años. Ir allí cada verano significaba recorrer los pasillos conociendo a la perfección cada rincón del hotel, colarme tras el mostrador de recepción e incordiar al personal, para después, pasarme el resto del año jugando a los hoteles y deseando que llegará el verano siguiente para volver. Lo que era tan simple como ir de vacaciones con la familia, con los años, se convirtió en mi forma de entender la vida. Cuidar, acompañar, escuchar y compartir. Aquellas caras conocidas que nos recibían cada agosto con una sonrisa, se convirtieron en mi primer ejemplo de lo que significa hacer sentir a alguien como en casa.
Desde entonces, me rondaba por la cabeza, como podía yo dedicarme a hacer lo mismo que hacían Malena, Fátima, Ana, Alfonso y Paco. Finalmente, di el salto y el verano antes de entrar en la universidad, visitando un nuevo hotel, una mujer de su personal tuvo la amabilidad de contarme como debía moverme en este mundo. La semilla ya se había plantado cuando de pequeña en una escapada a Salamanca, mis padres me presentaron la universidad que se convirtió inmediatamente en el sitio donde estudiaría turismo. Terminé estudiando Gestión del Turismo en la Universidad de Salamanca, en el campus de Ávila, donde tuve la suerte de dar con grandes profesores que ya me transmitieron su pasión por el sector. Tras mucha formación y tiempo invertido en entender su funcionamiento, y gracias a los profesionales que me rodean, comprendí que trabajamos con algo tan delicado como el tiempo libre de las personas, con sus momentos de descanso, con su tiempo en familia o su soledad. El papel que representamos cada vez me ha ido quedando más claro.
Me enseñaron que la hospitalidad se construye con gestos sencillos, una sonrisa amable, un comentario que calme, una mirada de comprensión y, sobre todo, tiempo. Ese tiempo que cada vez nos falta más en un mundo ya frenético, pero del que depende que una experiencia pueda quedarse para siempre en la memoria de quien nos elige y nos visita.
He entendido, que somos de alguna forma, la familia en la distancia de muchos de los huéspedes, y el nexo de otros muchos. La complicidad que llegamos a crear en ocasiones, es parecida a la de reencontrase con ese familiar que quieres tanto pero que ves muy poco. Pocas cosas podrían hacerme más ilusión que, dentro de unos años, aparezca por el hotel aquel niño, pareja o familia que atendí un día y me diga ¿Te acuerdas de nosotros? Esa es la magia de esta profesión.
En el instituto ya había salido fuera de España, pero tras mi primera experiencia en solitario en una pequeña ciudad de Alemania me encontré cada vez más segura de que el mundo del viaje era lo que me apasionaba. La experiencia no solo me sirvió para acercarme al idioma que llevaba años estudiando, sino para entender cuanto echaba en falta esa cara amable que me acompañara durante la experiencia, que únicamente veía cuando sacaba tiempo para un pequeño viaje para descubrir el país y paraba en algún hotel pequeño de la zona. Un año más tarde comencé en el sector.
Tras terminar mis prácticas llegó el momento del ¿y ahora qué?, y aunque valoré viajar y descubrir nuevos destinos, que después de la experiencia en el extranjero quería volver a vivir, mi ciudad tenía otro plan para mí. Me abrió las puertas de una de las zonas más vibrantes de Madrid, el Barrio de las Letras, y me permitió seguir creciendo en el área que siempre me ha hecho feliz: el contacto directo con el cliente. Después de pasar por distintos departamentos, todos parecían tener claro cual era mi camino antes incluso que yo, y ese era ser Guest Experience & Concierge. Y así con unas nuevas prácticas, llegue a hacer lo que era mi vocación real desde pequeña: crear experiencias que conecten, emocionen y mimen. Y desde entonces, estoy desarrollando mi carrera en una de las ciudades más increíbles y vivas que conozco, en una profesión en la que los días malos pesan, pero los días buenos se guardan y acompañan. En la que el equipo se convierte en familia y los buenos momentos hacen que merezca la pena.
En estos años que han pasado muy rápido, he tenido que enfrentar el gran reto cada día de ser responsable del tiempo de descanso de los demás, en el que ni mucho menos soy experta, pero que es un privilegio que me tomo con seriedad y cuidado. Pero sí tengo la ilusión de seguir creciendo, aprender de quienes llevan toda la vida en el sector y de quienes entramos llenos de ideas, intentando desarrollarnos en una profesión que se ha demonizado muchas veces. Desde mis primeras prácticas hasta estos últimos casi dos años que he estado dedicándome a mi verdadera pasión, he querido transmitir a los clientes lo que yo siento cuando hablo de Madrid, por donde he paseado y recorrido las calles de pequeña con mis abuelos, sin imaginar que todo lo que me contaban sería algún día mi herramienta de trabajo.
Ahora, continúo formándome, investigando y aprendiendo de este sector, de la ciudad y de sus profesionales para poder llegar a transmitir mi pasión y conocimientos con compañeros del sector y a futuros integrantes de este, que, como yo, disfrutan y viven su profesión.
Presento mi candidatura con la certeza de que vivo este mundo y mi trabajo con entrega absoluta, porque no hay mayor satisfacción que cuando un huésped agradece el tiempo que ha vivido en Madrid gracias a tu implicación y tiempo. Y ese es el motivo por el que quiero seguir creciendo aquí.
Solo me queda agradecer a la Asociación Española de Directores de Hotel por su confianza, apoyo y la oportunidad de poder ponerme ante tantos compañeros de profesión a defender una trabajo y un destino que es una forma de vida y que tenemos la suerte de compartir.
De la misma manera, no me gustaría dejarlo sin agradecer a la Asociación Española de Profesionales del Turismo por crear este espacio que tanto representa a quienes disfrutamos este sector y esta increíble ciudad que tanto tiene para ofrecer, pero que, sobre todo, acoge.
Muchas gracias, una vez más.









